La
Plaza de Jerusalén. El Cristo de Maiquetía
En
la parte Norte de la Plaza Lourdes de Maiquetía, funcionaba un
basurero, muy común en esa época en que no existía el Aseo Urbano.
El Padre Santiago F. Machado, que había reunido algún dinero de las
limosnas recaudadas en las peregrinaciones de la Virgen, tomó lo
necesario para comprar ese terreno que afeaba tanto al poblado y era
un refugio de ratas y otros animales que se escondían dentro de los
desperdicios. La idea era limpiar todo eso, y construir allí
un lugar para la oración y la meditación, que fuera reflejo de la
Pasión del Señor, con un monumento a
Jesús
Crucificado y que
llevaría el nombre de Plaza Jerusalén.
El
Padre Machado mandó a fundir en Francia el cuerpo de Cristo
crucificado, en un metal resistente a la intemperie y al salitre; la
cruz fue hecha en Venezuela en tres piezas: la más larga se fijó
sobre la gruta base, donde iba a ir el Santo Sepulcro, y los otros
dos trozos, que eran los brazos de la Cruz, con el Cristo ya fijo, se
levantaron con una inmensa polea accionada con un mecate muy
resistente, y así se llevó el Cristo suspendido a su puesto, y
entonces fue atornillado sobre la pieza anteriormente fijada sobre la
gruta.
A
manera de anécdota, contaré que cuando el Cristo llegó a La Guayra
se presentó un grave problema: la documentación no llegó en el
tiempo previsto por la ley, y la declaración de aduana no estaba en
orden, pues se habían cometido errores al confeccionarla, y para
completar, la caja donde venía el Cristo tenía como dos meses
depositada en uno de los almacenes del puerto y el Padre no lo sabía.
Cuando el Padre Machado fue a la Aduana, donde hoy está la
Guipuzcoana, se encontró que lo habían multado por la mala
declaración, otra multa por no haber declarado la caja en el tiempo
previsto por la ley, y encima de eso, tenía que pagar una cantidad
grande por los derechos de almacenaje. El Padre Machado empezó a
hacer diligencias y a mover sus resortes para ver si lograba que le
quitaran o rebajaran esas multas y los fulanos derechos por
almacenaje, pero todo fue en vano, por lo que decidió entrevistarse
personalmente con el Ministro de Hacienda, que para esa época era el
Dr. Urbaneja, ciudadano que tenía fama de ser muy duro e
intransigente. El Padre Machado pidió una audiencia para ver si su
deuda de Bs. 5.000 le podía ser rebajada, pero el Ministro se negó
rotundamente a hacerlo. Desesperado, el Padre Machado le dijo
al Dr. Urbaneja: “Sr. Ministro, Judas vendió a Cristo por treinta
monedas, y usted me lo quiere dar muerto por esa exhorbitante
cantidad” a lo que el Ministro tomado por sorpresa, respondió
«Padre Machado, yo no soy peor que Judas, así que llévese su
Cristo cuanto antes y pague nada más que Bs. 29, para que sea una
moneda menos”, e hizo venir al secretario para que tramitara la
orden de entrega del Cristo sin demora.
El
Padre Machado había informado al pueblo de Maiquetía y a los
asistentes a la peregrinación del año de 1913, su proyecto de
erigir la plaza con el monumento a Jesús Crucificado, y todo el
mundo recibió la noticia con beneplácito, por eso cuando llegó la
imagen todo el pueblo se volcó a traer piedras y arena del río
Piedra Azul, para la construcción de la gruta del Santo Sepulcro que
serviría de base a la gran Cruz.
La
bendición e inauguración del grandioso monumento fue en Febrero de
1914, y constituyó un acontecimiento religioso en el litoral y en
Caracas, igual que en, otros pueblos vecinos de la capital,
asistiendo una enorme concurrencia al pueblo de Maiquetía,
aprovechando las facilidades que ofrecía el ferrocarril Caracas - La
Guaira para transportarse, pues la gente estaba ansiosa de conocer
esa monumental obra que exaltaba la grandeza de Cristo. El día 6 de
febrero de 1914, se cantaron himnos con loas al Señor; uno de los
más importantes, fue escrito por el propio Padre Machado.
A
las 4 de la tarde del día 6 de febrero de 1914, se efectuó la
inauguración y bendición del monumento, coincidiendo la fecha, con
la peregrinación organizada para ese año. Los peregrinos y los
curiosos plenaban las calles del centro de Maiquetía, especialmente
la Plaza Lourdes y la del Cristo llamada Jerusalén.
Al
descorrer el velo que cubría la imagen, sonaron alegremente las
campanas donadas por el mismo Padre Machado a la iglesia de
Maiquetía, con estampidos de cohetes y morteros en cantidad
abrumadora, mientras los feligreses guiados por el Padre Machado
daban el reverencial saludo a Jesús Crucificado.
Eran
invitados especiales a este acto, el Delegado Apostólico, Monseñor
Carlos Pietrapaoli; el Arzobispo de Caracas, Monseñor Juan Bautista
Castro; la Junta de Caballeros y Damas cooperadoras de la obra, los
padrinos designados para la bendición, signatarios eclesiásticos y
las autoridades.
El
monumento fue bendecido por Monseñor Pietrapaoli, representante del
Papa Pío X, y fue orador en ese acto el Presbítero Doctor Reinaldo
S. Esculpi, quien fue por muchos años Secretario del 0bispado de
Caracas, quien destacó la importancia que tenía esta imagen en el
aspecto religioso y como ornato de la parroquia de Maiquetía. Hubo
cantos de himnos religiosos con coros de voces acompañadas de música
orquestal, finalizando el acto a las 6 de la tarde con el canto del
«Miserere», del Maestro Arcilago a toda orquesta.
Al
día siguiente, sábado 7 de febrero, fue colocado un altar en la
base del Monumento y al pie de la imagen, y por una escalera colocada
al efecto, subió hasta allí el celebrante acompañado de los
diáconos y los acólitos, mientras el resto del clero e invitados,
se colocaron abajo, frente a la puerta de la gruta, donde está el
Santo Sepulcro. El orador ese día fue el Padre Godoy.
Inaugurado
el Santo Sepulcro, el Padre Machado invitó a los peregrinos para que
asistieran a una nueva peregrinación en el mes de julio en honor del
Santo Cristo, quedando todos de acuerdo en que no faltarían, y que
resultó todo un éxito y se continuaron celebrando hasta el
presente. El Padre Machado, pensando que podía morir en cualquier,
momento, y deseando ser sepultado en la gruta, bajo el monumento del
Cristo, mandó a construir una bóveda que él mismo supervisó. Ya
sabemos que el Padre no está enterrado allí, sino en el Hospital
San José, pues las hermanitas de los pobres de Maiqutía desearon
que reposara en su capilla.
El
Padre había ideado rodear el monumento al Cristo, con un Viacrucis
monumental. Ya él había visto en la ciudad de Lourdes uno
hecho en bronce, pero pensó que no era apropiado para Maiquetía,
pues decía que a los venezolanos nos gustan las imágenes que
parecen ser de carne y hueso, y no esas de bronce o mármol que se
ven tan frías. La casa fabricante de París, le elaboró un catálogo
con bocetos de los grupos de las 14 estaciones del Viacrucis.
La
primera estación la adquirió el Padre Machado, y repartió listas
para recoger fondos para costearla, pero llegó a oídos del
Arzobispo Monseñor Felipe Rincón González, y se lo prohibió
terminantemente. El Padre se dirigió entonces a personas acomodadas
de la región de Caracas, para que donaran las estaciones restantes,
consiguiendo la primera donante que fue la señora María Hernández
de Hernández, y a la cual le siguieron la Srta. Jesusita Pérez
Brito, y su hermana la Sra. viuda de Manrique; el General Simón
Bello; la Sra. Mercedes María Guerrero de Toledo Trujillo, el Sr.
Pedro N. Casas, la Sra. Camila Valbuena de La Ville, la Sra. Conchita
Vallenilla de González; una familia que se reservó su nombre,
también el General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República,
y el Sr. Eduardo H. Amestoy, quien fue el donante de la última que
se inauguró en febrero de 1939.
Cada
donante escogía la imagen a obsequiar, viendo el catálogo que le
enseñaba el Padre Machado, por eso el Viacrucis no fue construído
seguido, en un orden, sino en forma alternada, de acuerdo a la
escogencia de los donantes, saliendo cada estación por la cantidad
de Bs. 15.000, cifra bastante alta para la época. Debo aclarar que
en ese precio estaba incluída la capilla que la contenía.
La
primera estación se inauguró en febrero de 1922, y la última el 10
de febrero de 1939, casualmente diez meses antes de morir este santo
sacerdote.
Cuando
el General Gómez murió se iniciaron una serie de saqueos en toda
Venezuela, especialmente en Caracas y nuestro Litoral. La gente de
Maiquetía estaba muy enardecida y querían destruir todo lo que
fuese obra del General Gómez, y pensaron destruir la estación del
Viacrucis donada por el mandatario muerto. El Padre Machado con un
paragua en la mano, se paró en la puerta de la Plaza Jerusalén, y
cuando llegó la multitud, les dijo: «Aquí los estoy esperando», y
la gente comenzó a gritar: «Abajo los gomecistas», «Mueran»,
etc., entonces en un momento de silencio, el Padre les improvisó un
pequeño discurso que, decía así:
«El
pueblo venezolano, por su historia siempre se había mostrado
venerante y respetuoso de las cosas sagradas, y en ningún momento, a
pesar de lo que gritaban, él podía pensar que siendo ellos parte de
ese mismo pueblo, fueran a profanar un lugar santo; dijo que el
General Gómez sí había donado una estación, pero lo había hecho
para ornato de Maiquetía, en un gesto muy cristiano, pues todos
tenemos cosas malas y cosas buenas, y él les exigía como cristianos
respetar la voluntad que fuera sagrada, pues ese ser ya estaba en
“Juicio de Dios” y no de los humanos, y que más bien por la
caridad que Dios nos pide para con nuestro prójimo, apartaran todos
los odios y trataran de que de sus labios brotara una oración para
un alma que tal vez podía necesitaría mucho.» Y los invitó a
todos a rezar ante Jesús Crucificado un Padre Nuestro en su
compañía, el cual todos rezaron y ahí terminó el incidente.
LUIS
ENRIQUE GONZÁLEZ
Historiador
y ex-cronista de La Guaira
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El
6 de febrero de 1914 se efectuó en la Plaza del Cristo, también
conocida como Jerusalén, frente a la Plaza Lourdes de Maiquetía, la
inauguración y bendición del milagroso Cristo de los Cuatro
Clavos, uno en cada mano y pies, y estos últimos están separados.
Cristo de los pocos con esta característica. El
padre Santiago Machado, para su construcción, mandó a fundir
en Francia un Cristo crucificado en metal resistente a la intemperie
y al salitre de esa zona litoralense, y perdurara en el tiempo; la
cruz fue hecha en Venezuela en tres piezas: la más larga se fijó
sobre la gruta base, donde iba a ir el Santo Sepulcro, y los otros
dos trozos, que eran los brazos de la Cruz, con el Cristo ya fijo.
Fue a su llegada al puerto guaireño, cuando el Padre Machado se
percató de dicha curiosidad: el Cristo no tenía tres clavos como la
mayoría de las figuras religiosas, sino cuatro. Además de esto,
dicha plaza Jerusalén, cuenta con 12 capillas que albergan los
momentos más significativos de la pasión y muerte de Cristo, un
viacrucis de tamaño natural de valor artístico ilustra los
últimos momentos en la vida del hijo de Dios. La primera estación
de la plaza se inauguró en febrero de 1922, y la última el 10 de
febrero de 1939, casualmente diez meses antes de morir este santo
sacerdote, Padre Machado.
Muchos
caraqueños bajaron ese de 6 de febrero de 1914 a La Guaira al acto
de bendición de la sagrada imagen de nuestro redentor, utilizando
el ferrocarril Caracas-La Guaira; como invitados especiales
asistieron el Delegado Apostólico, Monseñor Carlos Pietrapaoli
quien bendijo la obra, el Arzobispo de Caracas, Monseñor Juan
Bautista Castro, autoridades civiles y religiosas, cofradías
colaboradoras y numerosos fieles. Tanto el espacio como El Cristo
forman parte del patrimonio y cotidianidad de la parroquia comercial
litoralense, que ha crecido en torno a la plaza y el Cristo. El
Cristo está ubicado en un espacio privilegiado, donde puede ser
observado en todo sus alrededores. Gracias al Padre Machado también
se encuentra la Plaza Lourdes, la peregrinación de la Virgen de
Lourdes por el camino de Los Españoles, el crecimiento de la iglesia
San Sebastián y el Hospital San José (las hermanitas de los pobres
de Maiquetía). Espero contarles todas estas historias más delante,
en otras oportunidades, de mi querida Maiquetía. Todas las
obras aún existen y las manifestaciones de fe se celebran. Sin
embargo, este espacio era visitado en las décadas de los 70 y 80 por
los grupos escolares, por turistas llegados en cruceros al Puerto de
La Guaira y de excursiones religiosas, y hoy permanece mayormente
cerrado. La figura y el espacio, que han sido restaurados y
modificados, en el caso de la plaza Jerusalén, en tres ocasiones, en
1973, 1988 y en el 2000, lucen hoy día lamentablemente deterioradas.
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