martes, 23 de febrero de 2016
Iglesia San Sebastián de Maiquetía
Maiquetía
El pueblo de Maiquetía fue Fundado Oficialmente el 20 de enero de 1670 bajo el nombre de San Sebastián de Maiquetía. Conjuga el nombre del mártir hispano y del cacique del poblado habitado por indígenas y conquistadores. Es la segunda parroquia con más población en Vargas.
Maiquetía, era el Cacique que dominaba el sector Maeketi “Los que no llevan vestidos”. Cuando llegaron los españoles, Maiquetía hizo un acuerdo de paz que de alguna manera pensó garantizaba la paz para sus tribus. Cacique Maiquetía se caracterizaba por ser un hombre digno y justo y mantener la paz a toda costa.
Maiquetía, es una parroquia venezolana ubicada en el litoral central de Venezuela, cabecera de la parroquia homónima, perteneciente al estado Vargas. Está situada a 19 metros de altitud, en una terraza marítima entre el mar Caribe y las estribaciones de la serranía del Litoral central, parte de la Cordillera de la Costa. La capital nacional Caracas está a aproximadamente 37 kilómetros al sureste.
Iglesia San Sebastián de Maiquetía
Diez años antes de la fundación de Maiquetía ya existía una iglesia que fue la primera que tuvo la población y que fue construida bajo la advocación de la Limpia Concepción y San Sebastián, santo protector contra las flechas de los indios y mordeduras de serpiente.
Esta iglesia, de “pobrísima construcción de tierra y de una sola nave”, estuvo situada frente a lo que es hoy el Hospital San José.
Este templo se derrumbo por completo, y no fue sino hasta 1843 cuando se pudo construir el actual templo de Maiquetía, hoy ubicada Frente a la Plaza Lourdes.
Gracias al esfuerzo del Fray Gaspar de los Arcos, cura interino de esta parroquia quien recolecto el dinero para construir el templo mandando a un grupos de señoritas de la sociedad a que multaran a los ciudadanos que sorprendieran diciendo groserías en sitios Públicos.
La primera Iglesia que tubo Maiquetía; de “pobrísima construcción de tierra y de una sola nave.
Iglesia San Sebastián de Maiquetía
Primera imagen conocida de la Iglesia de San Sebastián de Maiquetía, litografía de marzo de 1892
La iglesia, es de planta basilical, se apoya sobre un podio escalonado orientado hacia la plaza Lourdes. Organizada espacialmente por tres naves, separadas por series de arcos de medio punto, apoyados sobre columnas cilíndricas, se ubican sus respectivas capillas en los testeros.
En su lado oeste, la torre campanario se alinea a la fachada. La sacristía ocupa la parte posterior del presbiterio, mientras que una serie de capillas y áreas de servicio se desarrollan a lo largo del muro derecho de la nave del evangelio. Su fachada es simétrica de estilo neoclásico, de un cuerpo, articulada a partir de seis pilastras sobre las que se apoya un friso ornamentado sobre esto se encuentra un frontón clásico de aristas molduradas. En un nicho se puede observar la imagen de San Sebastián, patrón de Maiquetía. Tiene tres puertas rematadas por arcos rebajados dan acceso frontal a cada una de las naves;0 sobre éstas, tres ventanales complementan la composición de la fachada. La torre campanario, ubicada a la derecha de la fachada, es de dos cuerpos y cubierta por una cúpula, la cual contaba en su entorno con una baranda metálica, y encima de la cúpula una cruz. En la parte superior central del frontón contaba originalmente con una especie de asta.
Iglesia de San Sebastián de Maiquetía, a principio del siglo XX.
La Iglesia de San Sebastián de Maiquetía, fue declarada el 2 de agosto de 1960. Monumento Histórico Nacional según Gaceta oficial número 26.320
Iglesia de San Sebastián de Maiquetía en la actualidad
lunes, 22 de febrero de 2016
Plaza Jerusalen
La
Plaza de Jerusalén. El Cristo de Maiquetía
En
la parte Norte de la Plaza Lourdes de Maiquetía, funcionaba un
basurero, muy común en esa época en que no existía el Aseo Urbano.
El Padre Santiago F. Machado, que había reunido algún dinero de las
limosnas recaudadas en las peregrinaciones de la Virgen, tomó lo
necesario para comprar ese terreno que afeaba tanto al poblado y era
un refugio de ratas y otros animales que se escondían dentro de los
desperdicios. La idea era limpiar todo eso, y construir allí
un lugar para la oración y la meditación, que fuera reflejo de la
Pasión del Señor, con un monumento a
Jesús
Crucificado y que
llevaría el nombre de Plaza Jerusalén.
El
Padre Machado mandó a fundir en Francia el cuerpo de Cristo
crucificado, en un metal resistente a la intemperie y al salitre; la
cruz fue hecha en Venezuela en tres piezas: la más larga se fijó
sobre la gruta base, donde iba a ir el Santo Sepulcro, y los otros
dos trozos, que eran los brazos de la Cruz, con el Cristo ya fijo, se
levantaron con una inmensa polea accionada con un mecate muy
resistente, y así se llevó el Cristo suspendido a su puesto, y
entonces fue atornillado sobre la pieza anteriormente fijada sobre la
gruta.
A
manera de anécdota, contaré que cuando el Cristo llegó a La Guayra
se presentó un grave problema: la documentación no llegó en el
tiempo previsto por la ley, y la declaración de aduana no estaba en
orden, pues se habían cometido errores al confeccionarla, y para
completar, la caja donde venía el Cristo tenía como dos meses
depositada en uno de los almacenes del puerto y el Padre no lo sabía.
Cuando el Padre Machado fue a la Aduana, donde hoy está la
Guipuzcoana, se encontró que lo habían multado por la mala
declaración, otra multa por no haber declarado la caja en el tiempo
previsto por la ley, y encima de eso, tenía que pagar una cantidad
grande por los derechos de almacenaje. El Padre Machado empezó a
hacer diligencias y a mover sus resortes para ver si lograba que le
quitaran o rebajaran esas multas y los fulanos derechos por
almacenaje, pero todo fue en vano, por lo que decidió entrevistarse
personalmente con el Ministro de Hacienda, que para esa época era el
Dr. Urbaneja, ciudadano que tenía fama de ser muy duro e
intransigente. El Padre Machado pidió una audiencia para ver si su
deuda de Bs. 5.000 le podía ser rebajada, pero el Ministro se negó
rotundamente a hacerlo. Desesperado, el Padre Machado le dijo
al Dr. Urbaneja: “Sr. Ministro, Judas vendió a Cristo por treinta
monedas, y usted me lo quiere dar muerto por esa exhorbitante
cantidad” a lo que el Ministro tomado por sorpresa, respondió
«Padre Machado, yo no soy peor que Judas, así que llévese su
Cristo cuanto antes y pague nada más que Bs. 29, para que sea una
moneda menos”, e hizo venir al secretario para que tramitara la
orden de entrega del Cristo sin demora.
El
Padre Machado había informado al pueblo de Maiquetía y a los
asistentes a la peregrinación del año de 1913, su proyecto de
erigir la plaza con el monumento a Jesús Crucificado, y todo el
mundo recibió la noticia con beneplácito, por eso cuando llegó la
imagen todo el pueblo se volcó a traer piedras y arena del río
Piedra Azul, para la construcción de la gruta del Santo Sepulcro que
serviría de base a la gran Cruz.
La
bendición e inauguración del grandioso monumento fue en Febrero de
1914, y constituyó un acontecimiento religioso en el litoral y en
Caracas, igual que en, otros pueblos vecinos de la capital,
asistiendo una enorme concurrencia al pueblo de Maiquetía,
aprovechando las facilidades que ofrecía el ferrocarril Caracas - La
Guaira para transportarse, pues la gente estaba ansiosa de conocer
esa monumental obra que exaltaba la grandeza de Cristo. El día 6 de
febrero de 1914, se cantaron himnos con loas al Señor; uno de los
más importantes, fue escrito por el propio Padre Machado.
A
las 4 de la tarde del día 6 de febrero de 1914, se efectuó la
inauguración y bendición del monumento, coincidiendo la fecha, con
la peregrinación organizada para ese año. Los peregrinos y los
curiosos plenaban las calles del centro de Maiquetía, especialmente
la Plaza Lourdes y la del Cristo llamada Jerusalén.
Al
descorrer el velo que cubría la imagen, sonaron alegremente las
campanas donadas por el mismo Padre Machado a la iglesia de
Maiquetía, con estampidos de cohetes y morteros en cantidad
abrumadora, mientras los feligreses guiados por el Padre Machado
daban el reverencial saludo a Jesús Crucificado.
Eran
invitados especiales a este acto, el Delegado Apostólico, Monseñor
Carlos Pietrapaoli; el Arzobispo de Caracas, Monseñor Juan Bautista
Castro; la Junta de Caballeros y Damas cooperadoras de la obra, los
padrinos designados para la bendición, signatarios eclesiásticos y
las autoridades.
El
monumento fue bendecido por Monseñor Pietrapaoli, representante del
Papa Pío X, y fue orador en ese acto el Presbítero Doctor Reinaldo
S. Esculpi, quien fue por muchos años Secretario del 0bispado de
Caracas, quien destacó la importancia que tenía esta imagen en el
aspecto religioso y como ornato de la parroquia de Maiquetía. Hubo
cantos de himnos religiosos con coros de voces acompañadas de música
orquestal, finalizando el acto a las 6 de la tarde con el canto del
«Miserere», del Maestro Arcilago a toda orquesta.
Al
día siguiente, sábado 7 de febrero, fue colocado un altar en la
base del Monumento y al pie de la imagen, y por una escalera colocada
al efecto, subió hasta allí el celebrante acompañado de los
diáconos y los acólitos, mientras el resto del clero e invitados,
se colocaron abajo, frente a la puerta de la gruta, donde está el
Santo Sepulcro. El orador ese día fue el Padre Godoy.
Inaugurado
el Santo Sepulcro, el Padre Machado invitó a los peregrinos para que
asistieran a una nueva peregrinación en el mes de julio en honor del
Santo Cristo, quedando todos de acuerdo en que no faltarían, y que
resultó todo un éxito y se continuaron celebrando hasta el
presente. El Padre Machado, pensando que podía morir en cualquier,
momento, y deseando ser sepultado en la gruta, bajo el monumento del
Cristo, mandó a construir una bóveda que él mismo supervisó. Ya
sabemos que el Padre no está enterrado allí, sino en el Hospital
San José, pues las hermanitas de los pobres de Maiqutía desearon
que reposara en su capilla.
El
Padre había ideado rodear el monumento al Cristo, con un Viacrucis
monumental. Ya él había visto en la ciudad de Lourdes uno
hecho en bronce, pero pensó que no era apropiado para Maiquetía,
pues decía que a los venezolanos nos gustan las imágenes que
parecen ser de carne y hueso, y no esas de bronce o mármol que se
ven tan frías. La casa fabricante de París, le elaboró un catálogo
con bocetos de los grupos de las 14 estaciones del Viacrucis.
La
primera estación la adquirió el Padre Machado, y repartió listas
para recoger fondos para costearla, pero llegó a oídos del
Arzobispo Monseñor Felipe Rincón González, y se lo prohibió
terminantemente. El Padre se dirigió entonces a personas acomodadas
de la región de Caracas, para que donaran las estaciones restantes,
consiguiendo la primera donante que fue la señora María Hernández
de Hernández, y a la cual le siguieron la Srta. Jesusita Pérez
Brito, y su hermana la Sra. viuda de Manrique; el General Simón
Bello; la Sra. Mercedes María Guerrero de Toledo Trujillo, el Sr.
Pedro N. Casas, la Sra. Camila Valbuena de La Ville, la Sra. Conchita
Vallenilla de González; una familia que se reservó su nombre,
también el General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República,
y el Sr. Eduardo H. Amestoy, quien fue el donante de la última que
se inauguró en febrero de 1939.
Cada
donante escogía la imagen a obsequiar, viendo el catálogo que le
enseñaba el Padre Machado, por eso el Viacrucis no fue construído
seguido, en un orden, sino en forma alternada, de acuerdo a la
escogencia de los donantes, saliendo cada estación por la cantidad
de Bs. 15.000, cifra bastante alta para la época. Debo aclarar que
en ese precio estaba incluída la capilla que la contenía.
La
primera estación se inauguró en febrero de 1922, y la última el 10
de febrero de 1939, casualmente diez meses antes de morir este santo
sacerdote.
Cuando
el General Gómez murió se iniciaron una serie de saqueos en toda
Venezuela, especialmente en Caracas y nuestro Litoral. La gente de
Maiquetía estaba muy enardecida y querían destruir todo lo que
fuese obra del General Gómez, y pensaron destruir la estación del
Viacrucis donada por el mandatario muerto. El Padre Machado con un
paragua en la mano, se paró en la puerta de la Plaza Jerusalén, y
cuando llegó la multitud, les dijo: «Aquí los estoy esperando», y
la gente comenzó a gritar: «Abajo los gomecistas», «Mueran»,
etc., entonces en un momento de silencio, el Padre les improvisó un
pequeño discurso que, decía así:
«El
pueblo venezolano, por su historia siempre se había mostrado
venerante y respetuoso de las cosas sagradas, y en ningún momento, a
pesar de lo que gritaban, él podía pensar que siendo ellos parte de
ese mismo pueblo, fueran a profanar un lugar santo; dijo que el
General Gómez sí había donado una estación, pero lo había hecho
para ornato de Maiquetía, en un gesto muy cristiano, pues todos
tenemos cosas malas y cosas buenas, y él les exigía como cristianos
respetar la voluntad que fuera sagrada, pues ese ser ya estaba en
“Juicio de Dios” y no de los humanos, y que más bien por la
caridad que Dios nos pide para con nuestro prójimo, apartaran todos
los odios y trataran de que de sus labios brotara una oración para
un alma que tal vez podía necesitaría mucho.» Y los invitó a
todos a rezar ante Jesús Crucificado un Padre Nuestro en su
compañía, el cual todos rezaron y ahí terminó el incidente.
LUIS
ENRIQUE GONZÁLEZ
Historiador
y ex-cronista de La Guaira
|
El
6 de febrero de 1914 se efectuó en la Plaza del Cristo, también
conocida como Jerusalén, frente a la Plaza Lourdes de Maiquetía, la
inauguración y bendición del milagroso Cristo de los Cuatro
Clavos, uno en cada mano y pies, y estos últimos están separados.
Cristo de los pocos con esta característica. El
padre Santiago Machado, para su construcción, mandó a fundir
en Francia un Cristo crucificado en metal resistente a la intemperie
y al salitre de esa zona litoralense, y perdurara en el tiempo; la
cruz fue hecha en Venezuela en tres piezas: la más larga se fijó
sobre la gruta base, donde iba a ir el Santo Sepulcro, y los otros
dos trozos, que eran los brazos de la Cruz, con el Cristo ya fijo.
Fue a su llegada al puerto guaireño, cuando el Padre Machado se
percató de dicha curiosidad: el Cristo no tenía tres clavos como la
mayoría de las figuras religiosas, sino cuatro. Además de esto,
dicha plaza Jerusalén, cuenta con 12 capillas que albergan los
momentos más significativos de la pasión y muerte de Cristo, un
viacrucis de tamaño natural de valor artístico ilustra los
últimos momentos en la vida del hijo de Dios. La primera estación
de la plaza se inauguró en febrero de 1922, y la última el 10 de
febrero de 1939, casualmente diez meses antes de morir este santo
sacerdote, Padre Machado.
Muchos
caraqueños bajaron ese de 6 de febrero de 1914 a La Guaira al acto
de bendición de la sagrada imagen de nuestro redentor, utilizando
el ferrocarril Caracas-La Guaira; como invitados especiales
asistieron el Delegado Apostólico, Monseñor Carlos Pietrapaoli
quien bendijo la obra, el Arzobispo de Caracas, Monseñor Juan
Bautista Castro, autoridades civiles y religiosas, cofradías
colaboradoras y numerosos fieles. Tanto el espacio como El Cristo
forman parte del patrimonio y cotidianidad de la parroquia comercial
litoralense, que ha crecido en torno a la plaza y el Cristo. El
Cristo está ubicado en un espacio privilegiado, donde puede ser
observado en todo sus alrededores. Gracias al Padre Machado también
se encuentra la Plaza Lourdes, la peregrinación de la Virgen de
Lourdes por el camino de Los Españoles, el crecimiento de la iglesia
San Sebastián y el Hospital San José (las hermanitas de los pobres
de Maiquetía). Espero contarles todas estas historias más delante,
en otras oportunidades, de mi querida Maiquetía. Todas las
obras aún existen y las manifestaciones de fe se celebran. Sin
embargo, este espacio era visitado en las décadas de los 70 y 80 por
los grupos escolares, por turistas llegados en cruceros al Puerto de
La Guaira y de excursiones religiosas, y hoy permanece mayormente
cerrado. La figura y el espacio, que han sido restaurados y
modificados, en el caso de la plaza Jerusalén, en tres ocasiones, en
1973, 1988 y en el 2000, lucen hoy día lamentablemente deterioradas.
Plaza Lourdes
Plaza Lourdes
El padre Machado con la
intención de construir un monumento al aire libre de la virgen de Lourdes,
compra varias viviendas humildes que estaban ubicadas frente a la iglesia.
Siendo la iglesia ya dueña de esas tierras, el padre manda a abrir las calles
que van de norte a sur, esto contribuyó a darle vida al centro de Maiquetía y a
que se desarrollara allá una zona comercial. Abiertas las calles, el padre
vendía los terrenos que no le interesaban para obtener fondos y realizar su
futuro proyecto. Con mucho esfuerzo y pidiéndole a sus feligreses la
contribución necesaria, fue inaugurada esta plaza el 21 de Febrero de 1902 con
una linda imagen en todo el centro de la Virgen de Lourdes.
En la segunda década de
este siglo, el padre Machado decide cercar la plaza, porque ve con desagrado
que alrededor de la misma estaban instalando varios botiquines, no cónsonos con
el sagrado lugar. Para este trabajo contrata varios obreros, pero una comisión
del Concejo Municipal, le ordena parar los trabajos, alegando que la plaza
tenía más de diez años al servicio público y que por ley era propiedad del
Municipio. Ante esta lección, el padre Machado decide cercar inmediatamente
la plaza Jerusalén para evitar sucediera lo mismo. Y esta es la razón
por la cual, la plaza Jerusalén está cerrada y la plaza Lourdes no.
domingo, 21 de febrero de 2016
Historia de La gruta de La Virgen de Lourdes
Nuestra Señora de Lourdes
La Historia - Lourdes, Francia
El 11 de febrero de 1858, Bernadette, una niña de catorce años, recogía leña en Massbielle, en las afueras de Lourdes, cuando acercándose a una gruta, una de viento la sorprendió y vio una nube dorada y a una Señora vestida de blanco, con sus pies descalzos cubiertos por dos rosas doradas, que parecían apoyarse sobre las ramas de un rosal, en su cintura tenia una ancha cinta azul, sus manos juntas estaban en posición de oración y llevaba un rosario.
Bernadette al principio se asusto, pero luego comenzó a rezar el rosario que siempre llevaba consigo, al mismo tiempo que la niña, la Señora pasaba las cuentas del suyo entre sus dedos, al finalizar, la Virgen María retrocedió hacia la Gruta y desapareció. Estas apariciones se repitieron 18 veces, hasta el día 16 de julio.
El 18 de febrero en la tercera aparición la Virgen le dijo a Bernadette: "Ven aquí durante quince días seguidos". La niña le prometió hacerlo y la Señora le expresó "Yo te prometo que serás muy feliz, no en este mundo, sino en el otro".
La noticia de las apariciones se corrió por toda la comarca, y muchos acudían a la gruta creyendo en el suceso, otros se burlaban.
En la novena aparición, el 25 de febrero, la Señora mando a Santa Bernadette a beber y lavarse los pies en el agua de una fuente, señalándole el fondo de la gruta. La niña no la encontró, pero obedeció la solicitud de la Virgen, y escarbó en el suelo, produciéndose el primer brote del milagroso manantial de Lourdes.
En las apariciones, la Señora exhortó a la niña a rogar por los pecadores, manifestó el deseo de que en el lugar sea erigida una capilla y mando a Bernadette a besar la tierra, como acto de penitencia para ella y para otros, el pueblo presente en el lugar también la imito y hasta el día de hoy, esta práctica continúa.
El 25 de marzo, a pedido del párroco del lugar, la niña pregunta a la Señora ¿Quien eres?, y ella le responde: "Yo soy la Inmaculada Concepción".
Luego Bernadette fue a contarle al sacerdote, y él quedo asombrado, pues era casi imposible que una jovencita analfabeta pudiese saber sobre el dogma de la Inmaculada Concepción, declarado por el Papa Pío IX en 1854.
En la aparición del día 5 de abril, la niña permanece en éxtasis, sin quemarse por la vela que se consume entre sus manos.
El 16 de julio de 1858, la Virgen María aparece por última vez y se despide de Bernadette.
En el lugar se comenzó a construirse un Santuario, el Papa Pío IX le dio el titulo de Basílica en 1874. Las apariciones fueron declaradas auténticas el 18 de Enero 1862.
Lourdes es uno de los lugares de mayor peregrinaje en el mundo, millones de personas acuden cada año y muchísimos enfermos han sido sanados en sus aguas milagrosas. La fiesta de Nuestra Señora de Lourdes se celebra el día de su primera aparición, el 11 de febrero.
El Mensaje que la Santísima Virgen dio en Lourdes, Francia, en 1858, puede resumirse en los siguientes puntos:
1-Es un agradecimiento del cielo por la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, que se había declarado cuatro años antes (1854), al mismo tiempo que así se presenta Ella misma como Madre y modelo de pureza para el mundo que está necesitado de esta virtud.
2-Es una exaltación a la virtudes de la pobreza y humildad aceptadas cristianamente, al escoger a Bernardita como instrumento de su mensaje.
3-Un mensaje importantísimo en Lourdes es el de la Cruz. La Santísima Virgen le repite que lo importante es ser feliz en la otra vida, aunque para ello sea preciso aceptar la cruz.
4-Importancia de la oración, del rosario, de la penitencia y humildad (besando el suelo como señal de ello); también, un mensaje de misericordia infinita para los pecadores y del cuidado de los enfermos
Santa Bernadette Soubirous: nació el 7 de enero, de 1844, en el pueblo de Lourdes, Francia. Su nombre era Marie Bernard, pero la llamaban Bernadette. Su salud era precaria, desde niña fue asmática, tiempo después de las apariciones, fue admitida en la Comunidad de Hijas de la Caridad de Nevers. En julio de 1866 comenzó su noviciado y el 22 de septiembre de 1878 pronunció sus votos, falleció unos meses después, el día 16 de Abril de 1879.
La vida de Bernadette, después de las apariciones estuvo llena de enfermedades y humillaciones, soporto muchos dolores, tenia tuberculosis, un tumor en la rodilla, problemas en los oídos.
En los primeros años con las monjas, la Santa jovencita sufrió mucho, no solo por su mala salud, sino también a causa que la Madre superiora del lugar que no creía en sus enfermedades, inclusive decía que cojeaba de su pierna para llamar la atención.
Como religiosa se dedicó a ser asistente de enfermería y más tarde cuando ya estuvo muy mal de salud, fue sacristán. Antes de morir dijo: "Ruega Señora por esta pobre pecadora".
30 años más tarde, su cadáver fue exhumado, y hallado en perfecto estado de conservación, unos años después, poco antes de su Beatificación, efectuada el 12 de Junio de 1925, se realizó un segundo reconocimiento del cuerpo, el cual seguía intacto.
Bernadette fue Canonizada el 8 de Diciembre de 1933. Su cuerpo incorrupto todavía puede verse en el Convento de Nevers, dentro de un féretro de cristal. La festividad de la Santa se celebra el 16 de Abril.
Dos virtudes resaltaban en Bernardette: la piedad y la modestia. Para ser piadoso no es necesario ser sabio. Aún cuando se hizo religiosa, ella misma decía que no sabía como orar y sin embargo pasaba largas horas en oración. Y su oración no era mecánica, sino que le hablaba a Dios y a la Virgen como se habla con una persona cara a cara. Era pues una oración del corazón, intensa, honesta y eficaz.
Amaba la oración. Ella sabía muy bien como rezar el Santo Rosario el cual siempre llevaba en su bolsillo. Lo tenía en sus manos cuando se le apareció la Virgen. Su primer gesto en momentos de cualquier prueba o dificultad era siempre tomar su rosario y empezar a recitarlo.
La pequeña escogida por la Virgen tendría mucho que sufrir hasta el día de su muerte, tanto sufrimientos morales como físicos; pero nunca debemos olvidar que Dios guía a esta pequeña niña y que ella era responde con humildad, abandono, fe y coraje. Bernardette poseía además virtudes que serían criticadas durante toda su vida como "defectos". Por este error de la gente se puso en duda también la autenticidad de las apariciones.
Esta niña de solo 14 años (cumplidos en Enero 7 1858), tuvo que ser sabia, firme, extraordinariamente valiente y saber discernir, para poder enfrentarse con las personas que trataban de disuadirla, entre ellas sacerdotes, obispos, jefes de la policía, procuradores, etc.
Para tener una idea de la fortaleza interior y la capacidad de su juicio, podemos ver algunas de las frases que dijo durante los interrogatorios a los que tuvo que someterse. Después de que el Procurador Imperial, el señor Dutor, hizo quedarse de pie por mucho tiempo a Bernardette y a su mamá, al fin les dijo condescendientemente:
-"Ahí hay sillas. Pueden sentarse"
Bernardette respondió: "No. Pudiéramos ensuciárselas"
En otra ocasión, cuando le preguntaron sobre el idioma en que le habló la Virgen, Bernardette dijo:
-"Ella me habló en dialecto"
-"La Virgen María no pudo haber hablado en dialecto", le respondieron, "Dios y la Virgen no hablan dialecto".
A lo que ella respondió: "¿Cómo podemos saber nosotros dialecto si ellos no lo hablan?"
-"Oh, ¿por qué piensa que me habló en Francés? ¿puedo yo hablar en Francés?"
En la doceava aparición Bernardette le acercó un rosario a la Virgen. Un sacerdote le preguntó después de la aparición: ¿Así que ahora también bendices rosarios?
Bernardette se rió y dijo: "Yo no uso una estola, ¿o sí?."
Otro le preguntó: "Así que Bernardette, ahora que la Virgen te ha prometido que irás al cielo, no necesitas preocuparte del cuidado de tu alma".
Bernardette: "Pero Padre, yo solo iré al cielo si me porto correctamente"
Sus interrogatorios serían de largas horas, algunas veces días enteros; y sus interrogadores trataban de engañarla para que contradijera sus declaraciones. Pero ella se mantenía alerta, en guardia, sabiendo que ellos no querían la verdad, sino probar que lo había inventado todo.
Bernardette tuvo que enfrentarse frecuentemente con el párroco de Lourdes, Abbé Peyramale, quién tenía fama por su mal genio. Sin embargo todas las veces que nuestra santa fue a verlo, a pesar del temor que sentía, nunca se echó atrás, sino que siempre vencía su natural miedo. Su voluntad de cumplir con lo que la Virgen le había encargado podía mucho más que el mal genio del sacerdote.
Y así vemos como Bernardette cumple los deseos de la Virgen a pesar de grandes obstáculos y de sus propias flaquezas. Al final, en el último día de las apariciones, el 25 de marzo de 1858, la Virgen revela su identidad dándole a Bernardette la prueba que tanto pedía su párroco para creerle.
Las palabras de la Virgen, "Yo Soy la Inmaculada Concepción" , fueron las que derrumbaron de una vez por todas el muro de la incredulidad en el corazón de párroco, quién se convirtió desde ese momento en su más grande defensor y apoyo, usando su mismo temperamento contra los que atacaban a la niña.
A diferencia de otras apariciones, como La Salette, Pointman, Fátima, Knock, Beuraing, exceptuando la Medalla Milagrosa; Bernardette era la única vidente. No tenía otros que corroborasen el testimonio y le sirviesen de apoyo. Su única fuente de fortaleza era la misma Virgen Santísima. Pero esta era suficiente para ella.
Llegaría un tiempo donde sus cualidades, su fuerza interior, su rapidez al contestar, todas usadas para defender las Apariciones de la Virgen, se usarían en su contra. Aquellos que la apoyaban sabían entender sus grandes virtudes, pero para los que la criticaban eran sus grandes defectos. A su fortaleza interna le llamaban terquedad; a su rapidez en responder le llamaban insolencia. Una vez en el Convento de San Gildard, en Nevers, cuando fue acusada de tener amor propio, ella dibujó un círculo y puso la marca del dedo en el centro del mismo y dijo: "Que el que no tenga amor propio ponga su dedo aquí" (indicando la marca del centro).
Las apariciones fueron para Bernardette un regalo inmerecido, un regalo que que en si mismo no la hizo santa. Era un regalo para el mundo, pero que al mismo tiempo por su admirable correspondía a la gracia, la llevaría a la santidad.
Hemos de tener claro que Santa Bernardita no fue canonizada por haber visto a la Virgen Santísima, sino por haber subido por la escalera de la santidad a través de enormes pruebas y cruces. Para ser santo no es necesario haber tenido grandes experiencias místicas. Es suficiente tener estas dos cosas: humildad y amor. Es en la asidua oración y en la vida de virtud que el amor se expresa a sí mismo.
La humilde jovencita escogida para tan gran misión, permaneció después de las apariciones como era antes, es decir la Virgen se encargo de conservarla sencilla, humilde y modesta. No le gustaban el bullicio ni la popularidad.
Pasaba como una mas, excepto por sus virtudes, por su inocencia, su candor y rectitud en su obrar. Hizo su primera comunión el mismo ano 1858, el 3 de junio, día de Corpus Christi. Nada espectacular sucedió excepto que ella había piadosamente recibido a Jesús.
Dios seguía visitándola, no con brillantes apariciones, sino por la prueba amarga de los sufrimientos: de la incomprensión, burla, casi siempre estaba enferma, soportaba dolores de toda clase, recogida y resignada con paciencia. Sufría de asma crónica, tuberculosis, vómitos de sangre, aneurisma, gastralgia, tumor de una rodilla, caries en los huesos, abscesos en los oídos que le ocasionaron sordera, que esta se le quito hasta un poco antes de su muerte.
La Virgen le dijo a Bernardette: "No te prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el próximo". Y estas palabras de la Virgen se cumplieron plenamente en nuestra santa. Mucho tuvo que sufrir durante su vida hasta su muerte a los 35 años. La salud de Bernardette era muy delicada, muchas veces tenía que estar en cama con fiebre; tenía días bien críticos con ataques de asma que muchas veces eran bien dolorosos.
Muchos encontraban cura en la fuente de Lourdes, pero no Bernardette. Un día le preguntaron: "¿No tomas del agua de la fuente?. Estas aguas han curado a otros, ¿por qué no a ti?. Esta pregunta insidiosa pudo haberse convertido en una tentación para Bernardette en no creer en la aparición, pero ella no se turbó. Le respondió:
"La Virgen Santísima quizás desea que yo sufra. Lo necesito"
¿Porqué tu más que otros?
-"El buen Dios solo lo sabe".
¿Regresas algunas veces a la gruta?
- "Cuando el Párroco me lo permite".
¿Porqué no te lo permite todo el tiempo?
-"Porque todos me seguirían".
Antes habías ido aún cuando se te había prohibido.
- "eso fue porque fui presionada."
La Virgen Santísima te dijo que serías feliz en el otro mundo, así que estas segura de ir al cielo.
- "Oh no, eso será solo si obro bien".
¿Y no te dijo Ella que hacer para ir al cielo?
-"Nosotros lo sabemos muy bien; no es necesario que yo lo diga".
Bernardette no podía recibir en su casa el cuidado que ella necesitaba para su frágil salud y el gran número de visitantes curiosos le causaban fatiga. Viendo esta necesidad, Abbé Peyramale pidió a la Superiora del Hospicio de Lourdes que acogiera a la niña. Le dijo:
"Es con ustedes que la niña debe estar. Ustedes pueden darle el cuidado que ella necesita en todos los aspectos".
En el año 1860, las Hermanas de la Caridad de Nevers, que servían el hospital y la escuela, le ofrecieron un asilo titular. Desde aquel día permaneció bajo su techo, con su salud delicada, pero con su consigna de siempre: no llamar la atención de nadie. Aún cuando sus padres ya se habían mudado de la cárcel y vivían en un molino, le dieron permiso sin dificultades de permanecer con las hermanas. Su madre lloró por su partida pero sabía que era por el bienestar de la niña.
En el hospicio Bernardette fue asignada bajo el cuidado de la Hermana Elizabeth, quien le debía enseñar a leer y escribir mejor. Bernardette tenía 16 años, era julio de 1860. La superiora le dijo a la Hna. Elizabeth: "se dice que ella no es muy inteligente, mira a ver si es posible hacer algo con ella".
La Hna. Elizabeth al entrar en contacto con Bernardette diría: "Encuentro en ella una inteligencia muy viva, un candor perfecto y un corazón exquisito". Ella diría a la madre superiora: "Mi querida Madre, la han engañado. Bernardette es muy inteligente y asimila muy bien la doctrina que se le da."
Sin ser brillante, Bernardette adquirió gran cantidad de conocimiento elemental. En su tiempo en el hospicio, permaneció siendo una niña de su edad. Era recta, sincera, piadosa pero traviesa, muy vivaz, a quien le encantaba reír, jugar y bromear. Muchas veces la ponían a cuidar niños más pequeños, como era la costumbre en las escuelas elementales y Bernardette se mostraba tan joven y juguetona como la más pequeña niña.
Uno de los niños diría mas tarde:
"Bernardette era tan simple. Cuando le pedían que nos cuidara, lo hacía de una manera tal, que parecía otra niña jugando con nosotros, que no nos hacía pensar tanto en su aventura milagrosa. Criados con este pensamiento de que nuestra compañera había visto a la Virgen, lo considerábamos tan natural como un niño de hoy día que ha visto al presidente de la república".
Bernardette era completamente natural en su comportamiento diario, sin embargo era muy seria tocante a su vida cristiana.
Al crecer, Bernardette tuvo como toda joven, sus momentos de vanidad, queriendo estar arreglada y lucir bien. Pero todas estas vanidades pasaron por ella rápidamente y sin dejar ningún rastro en su corazón.
Decía la Hna. Victorina: "La fiebre pasó rápidamente y no dañó su profunda piedad".
La comunidad contaba con las oraciones de Bernardette. Un día una religiosa, la Madre Alejandrina, sufrió una torcedura y el médico le mandó a tener reposo. Pero ella era muy activa y le pidió a Bernardette que le pidiera a la Virgen que la curara. Bernardette inmediatamente fue a rezar ante la estatua de la Virgen en la capilla. Oró con todo su corazón. ¿Qué pasó?... no sabemos nada más que al otro día el doctor encontró a la Madre Alejandrina ocupada en su trabajo, como si nada hubiese pasado.
La Virgen Santísima le dio una gracia especial al llamarla a la vida religiosa. Parece que nunca Bernardette consideró en serio el matrimonio. A los 19 o 20 años, en 1863, la vocación de ser religiosa se le presentó claramente. Había considerado vagamente ser carmelita, pero no fue difícil hacerle comprender que su salud era muy delicada para enfrentar los rigores del Carmelo.
Fue el Obispo Forcade de Nevers, que tenía en su diócesis la Casa Madre de las Hermanas de la Caridad del hospicio y la escuela de Lourdes, quien contribuyó definitivamente en su orientación. El le preguntó cuáles eran sus intenciones para el futuro y ella le respondió: "Señor Obispo, todo lo que pido es quedarme en esta casa como una sierva"
Pero hija mía, ¿no has pensado en llegar a ser una religiosa como las hermanas a las que tan apegada estás?.
- "Oh, Señor Obispo, nunca he creído que esto pudiese ser para una ignorante y pobre niña como yo. Usted sabe bien que soy pobre y no tendría la dote necesaria".
No es la pobreza lo que debe detenerte. Se puede hacer una excepción a la regla y recibir a una joven sin dote, si ella tiene signos claros de vocación".
- "Señor Obispo, sus palabras me han tocado profundamente, le prometo que pensaré en ellas" .
Bernardette comprendía que una decisión como esta no se hace sin consideración y reflexión. El Obispo estaba muy complacido con su prudencia y le recomendó que se tomara su tiempo e hiciera su decisión con completa libertad y sin apresuramiento.
En Agosto de 1864, Bernardette dijo a la Madre Superiora del Hospicio:
"Madre mía, he orado mucho para saber si estoy llamada a la vida religiosa. Creo que la respuesta es "sí". Yo quisiera entrar en su congregación si soy aceptada. Permítame pedirle que le escriba al Obispo".
En respuesta la superiora abrazó a Bernardette y sus lágrimas de gozo fueron su afectuosa respuesta.
Habiendo hecho su elección, más ataques de enfermedad y la necesidad de tratar varios remedios retardaron la puesta en práctica de su promesa.
En 1866 escribió: "Estoy mas presionada que nunca a dejar el mundo. Ahora he decidido definitivamente y espero dejarlo pronto".
Por fin llegó el gran día a comienzos de Julio de 1866, tenía 22 años de edad. Por última vez fue a la amada gruta donde su despedida fue de todo corazón."¿Ven la gruta?, era mi cielo en la tierra". Al día siguiente se despidió de su familia y en Julio 4 1866, Bernardette dejó su pueblo natal para nunca más volver.
Antes de partir improvisa una oración tomando como pauta el Magnificat: acción de gracias por la pobreza de su esclava. Se dirige directamente a María: "Si, Madre querida, tu te has abajado hasta la tierra para aparecerte a una débil niña..Tu, reina del cielo y la tierra, has querido servirte de lo que había de mas humilde según el mundo".
Se va para comenzar su noviciado. Llegaron al convento de las Hermanas de la Caridad de Nevers, el 7 de julio de 1866 en la noche. El domingo Bernardette tuvo un ataque de nostalgia que le llevó a estar llorando todo el día. La animaban diciéndole que este era un buen signo ya que su vida religiosa debía empezar con sacrificio. En los anales de la Casa Madre se lee:
"Bernardette es en realidad todo lo que de ella hemos oído, humilde en su triunfo sobrenatural; simple y modesta a pesar de que todo se le ha unido para elevarla. Ella ríe y es dulcemente feliz aunque la enfermedad se la está comiendo. Este es el sello de la santidad, sufrimiento unido a gozo celestial."
Ni la superiora, la hermana Josefina Imbert, ni la maestra de novicias Madre María Teresa Vausou, entendían el tesoro que se les había confiado. Sí, admitían que la Virgen se le apareció, pero la veían tan "ordinaria", que tenían dificultad en ver santidad en ella. Su idea de santidad aparentemente era diferente a la de la Iglesia.
En el proceso diocesano de Beatificación, el Reverendo P. Peach, profesor de teología dogmática en el seminario de Moulins, les dijo a sus estudiantes:
"El testimonio llegó a esto, que Bernardette era muy ordinaria. Pero cuando se les preguntó si ella era fiel a las reglas, si tenía que ser corregida por desobediencia o en referencia a la pobreza y castidad, todas se apresuraron a decir: "Oh no, nada de eso".
¿Por qué sus superioras la juzgaban tan mal?; solo se puede encontrar respuesta en que era parte de la Providencia Divina para la santificación de Bernardette. De manera particular la Maestra de Novicias, Madre María Teresa Vauzou, quién fue la causante de muchos sufrimientos espirituales de Bernardette durante los 13 años que vivió en el convento. La Madre María, quien era estimada por su ojo agudo y su penetración psicológica, nunca fue capaz de leer en esta alma límpida su íntima unión con Dios, ni tampoco su total abandono a los deseos de su divina voluntad, la cual formaba su vida interior.
Bernardette, sin haber estudiado sobre la formas de oración, pasaba horas en ella, recitando su rosario con gran fervor. Vivía en unión perpetua con la Virgen Santísima y a través de Ella con Jesucristo.
"Bernardette estaba totalmente perdida en Dios".
Al recibir el hábito de postulante, recibió su nombre de religiosa el cual sería su mismo nombre bautismal, Sor María Bernarda.
Tres semanas después de haber recibido el hábito, Bernardette enfermó de gravedad con un nuevo ataque de tuberculosis y tuvo que ser puesta en la enfermería.
Esta crisis de sofocación asmática y de tos fue tan seria que el médico pensaba que su muerte era inminente.
La Madre Superiora llamó al Obispo y este le administró el Sacramento de Extrema Unción, pero ella no pudo recibir el Viático porque constantemente estaba vomitando sangre. Pensando que Bernardette estaba a punto de morir, la Madre Superiora quiso darle el consuelo de pronunciar sus votos. Habló con el Obispo, y la comunidad dio su aprobación unánime.
Sabiendo lo que iban a hacer, Bernardette respondió con una sonrisa de agradecimiento. Fue el Obispo Forcade quien presidió la ceremonia. Bernardette dio su consentimiento por medio de signos ya que no podía hablar. Entonces le fue dado el velo de profesa. Se pensaba que estaba a punto de morir, pero Bernardette siempre ponía su salud en las manos de la Virgen.
La nueva religiosa se durmió y se despertó a la mañana siguiente en un estado de felicidad que ella declaró a su Superiora:
"Mi Reverenda Madre, usted me hizo hacer la profesión religiosa porque pensaba que iba a morir. Bueno, mire no voy a morir" .
La Madre Superiora entonces le respondió: "Tonta, tú sabías que no ibas a morir y no nos lo dijiste. En este caso, si no has muerto para mañana en la mañana, te quitaré el velo".
Y la hermana María Bernarda, con admirable sumisión heroica, le respondió simplemente:
"Como usted desee, reverenda Madre".
Y a pesar del dolor que esto le causaba, supo aceptar este cáliz que el Señor le enviaba.
Su madre murió en Diciembre 8, 1866, tenía 45 años y esta fue una de las tristezas más grandes que experimentó. En medio de su dolor dijo al Señor:
"¡Mi Dios, tú lo has querido! Yo acepto el cáliz que me das. Que tu Nombre sea bendito".
Durante su noviciado, Bernardette fue tratada más severamente y quizás más cruelmente que las otras novicias. Sus compañeras decían: "No es bueno ser Bernardette". Pero ella lo aceptaba todo y veía en ello la mano de Dios.
Bernardette profesó el 30 de octubre de 1867 con el nombre de Sor María Bernarda. Tenía 23 años. Sin embargo, la felicidad de ese momento fue teñida por una ruda humillación.
Cuando llegó el momento de distribuir a las nuevas profesas los trabajos, la Madre Superiora respondió a la pregunta del Obispo: "¿Y la hermana Marie Bernard?, "Oh, Señor Obispo, no sabemos que hacer. Ella no es buena para nada". Y prosiguió: "Si desea, Señor Obispo, podemos tratar de usarla ayudando en la enfermería". A lo cual el Obispo consintió. La hermana Marie Bernard recibió el dolor de esta humillación en su corazón, pero no protestó, ni lloró, simplemente aceptó el cáliz.
Otro cáliz que pronto tomaría fue la muerte de su padre en 1871, 6 años después que su mamá. Supo de la muerte de su papá, a quien no había visto mas desde que dejó Lourdes, pero sabía que había muerto en la fe.
Una hermana la encontró llorando a los pies de la estatua de la Virgen y cuando la hermana la iba a consolar ella le dijo:
"Mi hermana, siempre ten una gran devoción a la agonía de nuestro Salvador. El sábado en la tarde le oré a Jesús en agonía por todos aquellos que morirían en ese momento, y fue precisamente en el mismo momento en que mi padre entró a la eternidad. Que consuelo para mí el quizás haberle ayudado".
Muchas tribulaciones tuvo que pasar; humillaciones, grandes y pequeñas se apilaban sobre ella y ella decía:
"Cuando la emoción es demasiado fuerte, recuerdo las palabras de nuestro Señor, "Soy Yo, no tengan miedo". El rechazo y humillaciones de mis Superioras y compañeras inmediatamente agradezco a nuestro Señor por esta gran gracia. Es el amor de este Buen Maestro el que hará desaparecer el árbol del orgullo en sus malas raíces. Mientras más pequeña me hago, más crezco en el Corazón de Jesús."
A Bernardette se le concedió un gran regalo al comienzo de 1874. Había sido asistente de enfermería, un trabajo que amaba mucho, pero sus fuerzas se diminuían.
Después de un ataque de bronquitis en el otoño de 1873, por el cual tuvo que ir al hospital, se determinó que estaba muy débil para seguir ayudando en la enfermería y se le dio el trabajo de menos esfuerzo físico en el Convento, el cual era al mismo tiempo el más importante, y el cual ella amó mucho más que el de ayudante de enfermería; la nombraron asistente de sacristán.
Su nueva posición le daba la oportunidad de pasar mucho tiempo en la capilla, cerca del Santísimo Sacramento. Estaba casi sin supervisión, lo que le permitía hablarle al Señor en el Tabernáculo, sin que nadie pensara que ella era extraña.
Manejaba todos los artículos sagrados con gran reverencia. El corporal, los purificadores y las albas los trataba consciente que Jesús Encarnado los había tocado durante el Sacrificio de la Eucaristía. Por eso no permitía que nadie le ayudase en este ministerio.
Pero este regalo no duró por mucho tiempo ya que su salud constantemente empeoraba. A partir de 1877 no es más que una inválida. Se le provee cuidado lo más posible y ella obedece todas las prescripciones.
Pronunció sus votos perpetuos el 22 de septiembre de 1878, en un tiempo en que se sentía mejor. Pero no duró mucho. Al siguiente 11 de diciembre, retornó a la enfermería, para nunca más salir. Sus últimos meses fueron muy difíciles, haciéndole pasar por la noche oscura del alma. Perdió confianza, la paz del corazón y la certeza del cielo. Fue tentada al desánimo y desesperación. Pensaba que era indigna de la salvación. Este fue su cáliz más amargo y su sufrimiento mayor.
También sufría mucho físicamente. La cama le causó tener la espalda repleta de llagas. Su pierna tuberculosa se le reventó. Desarrolló abscesos en los oídos, los que la hicieron prácticamente sorda por un tiempo. Si no hubieran sido tan evidentes sus síntomas, nadie se hubiese sospechado que estaba enferma. Su actitud tan serena y gozosa no manifestaba el profundo sufrimiento que padecía. No perdió su fortaleza y su aceptación.
A una hermana le dijo que iba a orar para que el Señor le mandara consolación, ella le respondió: "No, no, no consolación, solo fortaleza y paciencia" .
Bernardette padeció su pasión durante la Semana Santa de 1879. El día 16 de Abril de 1879 rogó a las religiosas que la asistían que rezaran el rosario, siguiéndolo ella con gran fervor. Al acabar un Ave María, sonrió como si se encontrara de nuevo con la Virgen de la Gruta y murió. Eran las 3:15 PM.
Sus últimas palabras fueron la conclusión del Ave María: "Santa María, Madre de Dios, ruega por mí pobre pecadora....pecadora...".
Su cuerpo fue puesto en la pequeña Capilla Gótica, situada en el centro del jardín del Convento y la que estaba dedicada a San José. Fue en esta Capilla en la que, después de 30 años, en Septiembre 22, 1909, reconocieron el cuerpo, en vista al proceso de Beatificación diocesano. El cuerpo fue hallado en perfecto estado de preservación. Su piel dura, pero intacta, mantuvo su color. Hubo un segundo reconocimiento en Abril 18, 1925, poco antes de su Beatificación el 12 de Junio de 1925.
Bernardette fue Canonizada el 8 de Diciembre de 1933. Y celebramos su fiesta el día en que partió a la casa del Padre, el 16 de abril.
Lourdes se ha convertido en el santuario Mariano mas visitado de Europa y el segundo en el mundo, después del Santuario de la Virgen de Guadalupe en México. Infinidad de enfermos han sido sanados en las aguas milagrosas de Lourdes, pero el mayor milagro siguen siendo las muchísimas conversiones del corazón.
Santa Bernardette todavía se puede observar incorrupta en su capilla en Nevers, dentro de un féretro de cristal donde parece estar dormida. Su dulzura y paz aun toca los corazones.
¡Santa Bernardette, ruega por nosotros!
Padre Machado
En esta pagina se le hablara sobre la vida y obra de Padre Santiago Florencio Machado, que con su devoción religiosa, logro ayudar a muchas personas necesitadas, enfermos o sin hogar donde vivir. Su trabajo dio muchas buenas opiniones y fue digno de una gran vida por su labor en la tierra, desde muy pequeño tuvo presente en su vida a Dios y eso ayuda a lograr todo lo que se proponía y alargar muchos proyectos y dejando presente su religión católica.
Santiago Florencio Machado Oyarzábal nació en la victoria, estado Aragua, el 07 de noviembre de 1850.Fue ordenado sacerdote el 10 de junio de 1876, en Puerto Príncipe. Su labor sacerdotal fue admirable. Fue el hombre de la grandes iniciativas. Era tenaz en sus propósitos y según sus palabras, su sentido de caridad y veneración a la Virgen le daba aliento para cuando se proponía.
Cuando apenas tenia 7 años, en 1857, entra a la escuela de la victoria, para iniciar su instrucción formal. Tan solo habían pasado tres años (1860), cuando inicia su preparación para la primera comunión. Formación que recibió con ardor y amplia formación en doctrina porque duro dos años estudiando los mejores catecismos de la época y cuando cumplía sus 12 años recibe el alimento del espíritu. El año 1865 culmina sus estudios de primera etapa en la victoria en la escuela Primaria-La Candelaria. Esta consta en un documento firmado por el director de la escuela (José León González)
En medio de un clima social y cultural bastante hostil contra la institución eclesiástica el joven Santiago Machado ingresa al seminario Santa Rosa de Lima, en Caracas, a principios del mes de febrero de 1869. Es cuando, el 17 de abril del mismo año inicia el primer semestre de estudio según su constancia expedida por el rector Pbro. Nicanor Ribero. Ya transcurrido unos 4 años de formación experimental el primer golpe moral por amor a su iglesia y por el compromiso de seguir a Jesucristo, podría ser el cierre definitivo del seminario.
En 1876 es Ordenado en Puerto España, Trinidad por Mons. Carroll, Obispo de Alabanda y Coadjunto de Puerto España. Días después, el 23 de junio de 1876, canta su primera Misa en la Capilla del Calvario en Trinidad.
De vuelta a Venezuela desembarca en agosto de 1876 en el Puerto de la Guaira y semanas después viaja a la victoria para celebrar se primera misa en tierra natal. En 1883 sube de nuevo a la embarcación para ir al viejo mundo europeo teniendo entre uno de los fines principales la dotación para la iglesia parroquial. Pero en su vida interior lo movía la necesidad de visitar Francia, para ir a la gruta de Lourdes. En 1887 convoca e integra un buen numero de hombres y mujeres de la Guaira para fundar la asociación de San José compuesta por la Srta. Isabel Lagrange. Mas allá de aquella inmensa obra, llegaría a ser la congregación Hermanitas de los Pobres de Maiquetía. Luego fundo el periódico parroquial, con su equipo de colaboradores al que llama “Ecos de Lourdes”, donde el prime ejemplar fue lanzado el día 05 de mayo de 1888.
El día 22 de abril de 1888 inicia y concluye la transformación de las ruinas de la cárcel vieja e inagura el Hospital San José de Maiquetía, con ayuda de Emilia Chapellin Isturiz quien estaba encargada de la congregación de monjitas venezolanas.
Pbro. Dr. Juan Bautista Castro, le propone que viaje a Europa, en mayo de 1889, para establecer vínculos de primera mano con las distintas obras de la iglesia que Florencia por el viejo continente. Regresa con muchas ganas de seguir ayudando a su país
El 25 de septiembre de 1889 registra la congregación de Hermanitas de los Pobres de Maiquetía.
Con su ardiente idea sacerdotal en la fe, y con su carácter emprendedor y su hondo sentido de solidaridad con todos ayudo a la transformación de la parroquia de Maiquetia. Desde niño conoció la tristeza y el dolor, desde que entro en el seminario se vio brillar en el su amor intenso a los pobres y menesterosos.
Tras una larga y fructífera existencia muere en caracas el 06 de diciembre de 1939en la casa madre de la congregación por él fundada, dejando el ejemplo de sus virtudes, en especial la caridad sin limites, mereciéndose el titulo de apóstol de la caridad en Venezuela. Sus restos reposan en el Hospital San José de Maiquetía.
Vivimos el momento oportuno para recoger los frutos del clero venezolano que superó los combates de su tiempo y se abrió el futuro con fino acierto.
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